PARAÍSO GASTRONÓMICO


"La vida culinaria que le debemos a Colón es una cena progresiva en la que toda la raza humana toma parte pero nadie necesita salir de su casa para probar todos los platos". ~Raymond Sokolov

Al República Dominicana haber sido una Colonia Francesa y Española, no han desaparecido de nuestro diario vivir sus influencias, las cuales han permanecido a través de los siglos en nuestra cultura e historia. Madre patria, España; la cual fue colonizadora primaria en la historia de América (¿...?) en la época  del Renacentismo o Renacimiento:“descubrimiento del mundo y del hombre". (Siglos XIV, XV, XVI) como le llamara en 1855 el historiador francés Jules Michelet. España dominada ocho siglos por los árabes, cuenta con una historia vasta en guerras y conquistas. En medio de estos siglos del desenvolvimiento de su dominio árabe y del renacimiento; se embarca Cristóbal Colón en un éxodo hacia una nueva conquista: "America".
 
¿Qué vino Colón a descubrir? Un nuevo mundo para la humanidad de ese entonces. Aborígenes. Tribus Mayas, Aztecas, Arawaks/Tainos, Caribes, e infinidades de poblaciones indígenas, con sus propias culturas y lenguaje; esparcidas a lo largo y ancho del ahora Continente Americano y de las coordenadas que marcara Américo Vespucio, en sus bitácoras de marinero y cartógrafo.

Conquistadores, embargaron de estas tierras nuevas sus imperios de oro y plata. Catedrales, monasterios, conventos, hospitales, universidades, vinos, alimentos, enfermedades, etc. La fusión de dos mundos separados y unidos a la vez, en la travesía de Magallanes en los océanos. La esclavitud que desde siglos era practicada en el viejo mundo, fueron traídos esclavos de otras etnias también a América, la cual ya ejecutaban los aborígenes en contra de las tribus más débiles. 

Costumbres arraigadas a la madre tierra, rituales. Admirando a un ser supremo, dioses, deidades. Tierra redonda y cuadrada a la vez, si miramos por el lente de Galileo Galilei, nos daríamos cuenta que no somos nada en el universo, puntos brillantes, que el hombre quiere alcanzar, cuando falta tanto por conquistar, en un planeta que no hemos sabido apreciar. No sabemos nada, ni siquiera de los propios misterios que guardan las montañas en el fondo del mar. Superfluas exploraciones en pleno desarrollo, la tierra tan infinita como el universo, nuestro cerebro por igual inmenso; cuando se practican los conocimientos en el bienestar de la humanidad. Batallas, búsquedas, conquistas. Esa es la vida del hombre, en constante descubrimiento, de lo conocido e incierto.
En Quisqueya, comenzó a escribirse el rumbo de otra historia, influencias gastronómicas, fusiones de tradiciones ancestrales de ambas partes. Hoy en día hemos alcanzado nuestra legitimidad como pueblos luego de largos procesos. Prácticas adheridas a nuestro diario vivir, alimentos provistos por la misma tierra redonda que los filósofos pensaron haber descubierto. Un paraíso gastronómico, es cada país con su sello único de distinción. Autóctonos platillos saborean nuestras generaciones. Tradiciones implantadas por nuestros ancestros, emigrantes, y nativos.

“Cocinar es un ejercicio diario de identidad,
 en donde sazonamos  de donde hemos venido y adonde hemos llegado.”

Con la práctica diaria y la innovación de nuestras cocinas criollas, somos responsables en transmitir el legado de las sabrosas riquezas gastronómicas, y como aventureros seguir explorando nuestro infinito paraíso culinario.

Esmirna Rivas Tejeda ©2008
(revisado 2023)