La verde y exuberante vegetación, emanaba sus aromas; flores, matorrales; colores alucinantes. Añorábamos la tierra seca, aunque las piernas se nos pusieran cenizas del polvo que levantábamos con nuestros acertados pasos, en calles sin pavimentar, cubiertas con cascajo o piedras de rio, no aceras; caminos vecinales. Caminitos entre una casa y otra. Trillos entre parcela y conuco, camino real. Sillas forradas con fibras de guano, piso de tierra o empañetado con cemento; paredes en madera por fuera, planchas de cartón de piedra, pleibú (plywood) dividían aposentos, cortinas de tela y encajes, livianas. Lampara de gas, velas, velones, lamparita humeadora. La puerta del frente de algunas casas, en ocasiones, siempre abierta; techo cubierto por canas de palma, desgastadas planchas de zinc; pocas casas con paredes de bloques, de concreto. Techo (plato) de cemento. Colores alegres, rustica madera, empalizadas alambradas. Distinguían cada vivienda única con sus plantas flores y arbustos.
"To Share the Love for the Culture, the Food, The Colorful People, and the History of the Beautiful Quisqueya".
UN DIA DE APRENDIZAJE (parte una)
"Quien mucho vive, más recuerda. Meditando con mente fotográfica, evocando aquellas estampas eternas, crecieron conmigo, se alojaron en un rinconcito de mi alma. Me encanta volver a ellas, rescatando lo aprendido y reviviendo lo olvidado".
De dos en dos. Emprendíamos el día en un mandato, cual voluntariamente por amor al prójimo compartiríamos con nuestros vecinos, en el campo y la ciudad. Partiendo de un lugar todos juntos recorríamos calles, vecindarios, barrios del pueblo. De Este a Oeste, de Sur a Norte. Caminando de casa en casa, en las mañanas antes del mediodía, tardes después del almuerzo; días entre semana o sábado más que domingo. Día caluroso y húmedo en medio de caminitos y parajes, cuales recorríamos desde temprano en la mañana. Comenzaba el sol de las 10:00 am a calentarnos hasta los pensamientos. De casa en casa observando nuestras vecinas haciendo sus oficios domésticos. Jovencitas sentadas en desvencijas sillas de guano, muebles de palito color azul pastel. Niñas, jovencitas, mujeres adultas, desgranaban guandules, otra limpiaba el arroz, alguna que otra llegando del mercado, el ventorrillo o de la pulperia/colmado, con su macuto lleno. Cada una de ellas ayudando a quien estuviera cocinando, en ese día.
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