UN DIA DE APRENDIZAJE (parte una)

"Quien mucho vive, más recuerda. Meditando con mente fotográfica, evocando aquellas estampas eternas, crecieron conmigo, se alojaron en un rinconcito de mi alma. Me encanta volver a ellas, rescatando lo aprendido y reviviendo lo olvidado".  

De dos en dos. Emprendíamos el día en un mandato, cual voluntariamente por amor al prójimo compartiríamos con nuestros vecinos, en el campo y la ciudad. Partiendo de un lugar todos juntos recorríamos calles, vecindarios, barrios del pueblo. De Este a Oeste, de Sur a Norte. Caminando de casa en casa, en las mañanas antes del mediodía, tardes después del almuerzo; días entre semana o sábado más que domingo. Día caluroso y húmedo en medio de caminitos y parajes, cuales recorríamos desde temprano en la mañana. Comenzaba el sol de las 10:00 am a calentarnos hasta los pensamientos. De casa en casa observando nuestras vecinas haciendo sus oficios domésticos. Jovencitas sentadas en desvencijas sillas de guano, muebles de palito color azul pastel. Niñas, jovencitas,  mujeres adultas, desgranaban guandules, otra limpiaba el arroz, alguna que otra llegando del mercado, el ventorrillo o de la pulperia/colmado, con su macuto lleno. Cada una de ellas ayudando a quien estuviera cocinando, en ese día. 

CARATERISTICAS DE LA COCINA TRADICIONAL

Es indiscutible la influencia que tienen los alimentos en nuestras vidas. Desde pequeños nos hemos acostumbrado a los aromas característicos de cada comida única y especial. Sensaciones, recuerdos entretejidos entre nuestro cerebro y paladar. Evocan memorias, sentimientos entrelazados en nuestra identidad; cuando degustamos un platillo simple o muy elaborado con esmero, pasión y amor por quien lo cocina. No solamente satisfacen nuestro apetito físico, sino también sacian nuestros anhelos, en  lo más recóndito del alma. Todo este proceso conlleva preparar paso a paso, rebuscando hiervas, especias, colores, texturas, olores y sabores incorporados en un platillo; tal como pondría un artista su obra de arte en un lienzo.