Como referencia, recalcamos el tiempo en que las mujeres se dedicaban al hogar y sus quehaceres, tal y como aun hoy en día son aplicadas amas de casa. En el tiempo de mi generación, mientras muchas madres trabajaban; por igual abuelas paternas y/o maternas cuidaban y educaban a sus nietos. Madres, abuelas; sobretodo especialmente sus hijas, eran instruidas en todo lo tiene que ver con cuidar una vivienda. La limpieza, organización, modales y diplomacia para socializar y convivir. La instrucción más importante para una mujer, estaba centrada en la cocina. Porque de esto dependería que al aprender y poner en práctica estos conocimientos de su herencia culinaria, estaban listas para a través de todo lo aprendido, formar su hogar y crear su propia historia familiar.
"Partiendo desde el proceso de preparar que clase de carne cocinaremos, verduras, condimentos, especias, que añadiremos al plato principal; conllevan además de los ingredientes, la forma que con nuestro esfuerzo y trabajo hemos conseguido, comprarlos o cultivarlos".
Cada platillo trae consigo influencias de nuestros antepasados, quienes fueron creando, con ingredientes cuales trajeron consigo en un costal de lágrimas, amarrados con nostalgia y envases rebozados de melancolía. Mezclados con lo que habían encontrado en este lado del mundo. Sus costumbres autóctonas fueron intercalándose en el tiempo, junto a peregrinos establecidos en colonias de conquistadores. Aborígenes, en ese entonces, cultivaban la tierra para su diario sustento, supervivencia, y la estabilidad de sus civilizaciones desarrolladas y avanzadas, en muchos aspectos en comparación con el viejo mundo.
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