"En un santiamén revivir memorias confinadas en un baúl, se convierte en una engañosa gruta oscura, sin fondo. Lugares, personas, alimentos, el paisaje; todos se tornan diferentes entre el recuerdo y la realidad".
Sucedía en aquellos días, cuando la luz del sol marcaba el día. Luna, noche sombría, destellos, estrellas fugaces, truenos en la lejanía. Silenciosamente el tiempo se diluía en bohíos tabicados y empañetados con boñiga (estiércol de vaca seca), barro y cal. Paredes sustentadas por tablas de palma, horquetas y horcones, entretejidas con fibras de maguey. Cal y arena, blanca; pañete por dentro y por fuera; embarrada con una escoba de guano; pintura en colores fuertes, tornaban en tonos pardos, tenues, color pastel; tal como la vida sin prisa. Techado de canas entretejidas en caballete de palos, pencas de coco, guano. Piso de cemento gris con su color peculiar o sencillamente tierra aplanada, barrida con escoba de ramos silvestres. Remontando su valor histórico, a su identidad Taína, Africana e influencia Europea.