"To Share the Love for the Culture, the Food, The Colorful People, and the History of the Beautiful Quisqueya".
CARATERISTICAS DE LA COCINA TRADICIONAL
LAVANDERA
La Vieja Fefa con un mal matrimonio y un hijo a rastro, una pierna tullía que le dejó el ciclón San Zenón. Andaba de puerta en puerta ofreciendo sus servicios de lavandera. Las vecinas les confiaban el lavao'. Le llevaban la ropa sucia envuelta en sábanas, las cuales ella les devolvía lavadas y planchadas. Con los chelitos que ganaba alimentaba a su muchachito, el cual andaba como rabito detrás de ella. Entre espumas de jabón, de cuaba y su batea, entre lavadas y planchadas, tullía; con sus penas que las ahogaba, con el estruje de sus manos. Sus uñas sancochadas de tanta humedad, a que las exponía; mandaba su muchachito a la escuela.
LA BICICLETA
Con silbidos cantaba sus canciones, oraba sus oraciones, le pedía a Dios por un buen día y que lo ayudara con su cosecha. ¿Que pensamientos mas pasarían por su cabeza? Sus quebrantos y dolores con el pasar de los años hacían mas lento su pedalear.
De nuevo a su galope sin sol ya no silbaba de regreso, llevaba la mente y las ganas cansadas, más bien oía el rechinar de su bicicleta, que le decía:
¡Bolívar mañana será otro día!
HABICHUELAS CON DULCE
R E T R O C E S O S
Presa en una estampa de un domingo cualquiera. Fresca tarde, mecedoras, golosinas, helados; un día ya esperado. El parque central allá en Baní, caminado en puntillas deslizándome por las columnas y peldaños, gente alrededor digerían ese ambiente, pero no como yo. Renacen en mi mente esos momentos. La glorieta sus columna y escalones. protegían las rosas, flores, árboles y sus fragancias. Los bancos de granito y concreto, la estatua, los faroles. rústicos ladrillos; eran una alfombra mágica de una tarde acogedora. Sonriente brisa refrescaba las risas, correteos de traviesos chiquillos se perdían entre faldas y sombrillas. La banda de música, el trombón y los platillos mataban mi curiosidad.
En un rinconcito dos jovencitos manitas sudadas, con miedo, se descubriera la premura de su amorío. Otros ya mas grandecitos “bulteros” no ocultaban sus conquistas. Ellas, tímidas boquitas pintadas coqueteaban con dulzura y seriedad, risueñas muchachitas con trajecitos de flores. Adornaban su pelo mariposas, cuando delataban sus coqueteos. Parejas y disparejos. Sombreros, esos eran únicos. Hombres altos y esbeltos, unos medio cuerpo, otros doblados por el tiempo, con galantería desvestían su pelo de su atuendo cuando damas solitarias, deambulaban en los pasillos del parque, con cada pisada apostaban esperanzas en la calzada, esperando a que un susodicho caballero les tirara piedrecitas de cortejo. Sentados, abuelitos y abuelitas vestidos con elegancia, sumergidos algunos en periódicos o en algún libro se perdían. Mirando de reojo a los patrones del domingo, criticaban con apuro, sus miradas entre letras y peatones eran su tertulia. La algarabía de una tarde de un domingo en el parque.
Cadenciosas caderas de las mulatas, décimas de los campesinos abonaban el conuco de ilusiones. En cualquier bohío entre el techo de cana y tablas de palmas de sus paredes, se escondía una tinaja esperando saciar la sed, un colador de tela derretía en sus fibras el sabor del campo, su aroma revestía la naturaleza de ese fruto tan preciado y deleitado; desde la mas simple hasta la mas alta en edad y nomenclatura.
Cacao, tabaco, plátanos, yuca…. Cosechas de hombres cansados, ellos han sido los verdaderos artistas de la historia y siempre lo serán, los campesinos. Muchachitos maroteando. Campesinas, lavanderas en el río .Cocineras de un fogón de leña, ahumaban sus sueños entre sabores y tradiciones culinarias que hoy día son la identidad de nuestra gastronomía. Analfabetas sabían mas que cualquier sabio, del estado del tiempo, las estrellas, la luna y sus misterios.
Esmirna Rivas Tejeda © 2010
"En sepia debí haber nacido, en blanco y negro crecí, de colores pinto mis recuerdos"©2005